Cuando pienso en la mujer en la política, se me viene a la mente la frase de la canciller Angela Merkel “estamos muy limitados si solo recibimos información de las cosas que es probable que nos guste”. y aun cuando hay dato que nos incomodan en necesario saberlos, como por ejemplo que 2 de cada 3 mujeres hemos sido víctimas de violencia, y de esas 3 una fue de carácter sexual y que en su gran mayoría provienen de su círculo íntimo o también que, Latinoamérica es la segunda región con más violencia hacia la mujer, considerando que una mujer muere cada 2 horas y media y que el 80% de la violencia física es en contra de mujeres.
Continuando con esta breve introducción no quisiera centrarme en mucho de lo que han dicho varias mujeres hoy sobre la invisibilizarían de la violencia a la mujer o lo que nos adeuda el Estado y la sociedad.
Quisiera enfocarme en lo que podemos construir nosotras desde nuestras realidades, porque hay que estar conscientes que aun cuando no existe una igualdad material, hablando de derechos, recordemos todos los mecanismos institucionalizados que tenemos para denunciar o hacer valer nuestros derechos, no en vano tenemos el legado de Ruth Bader Gingsburg, quien durante toda su vida se dedicó a promover la igualdad, aun cuando lo hizo desde el voto disidente, porque aun cuando no obtuvo mayoría en varias decisiones que promovían una mayor igualdad, inspiro a generaciones a apropiarse de esa causa y generar cambios.
Esta inspiración de cambio debemos embanderar quienes hoy podemos hacerlo, al generar ejemplo, denunciando, apoyando y sobre todo construyendo, porque ninguna oportunidad se le va a regalar a nadie y la única forma de presionar a una igualdad material es que exista una participación tan destacada de la mujer en la política y demás espacios de incidencia social que sea inadmisible el disminuir su presencia en estos espacios, por el contrario, no existirá otra opción que aumentarla.
¡Que el proceso siga su curso! recordemos a Matilde Hidalgo cuando se doctoró en medicina, fue la primera mujer pero principalmente abrió la puerta a una nueva realidad, por ejemplo, en la actualidad la población universitaria es en su mayoría Mujeres y esta historia debemos replicarla, el llamado que tenemos hoy las mujeres, es de asumir espacios de incidencia, pelear por ellos, exigir el respecto a nuestros derechos y a nuestro espacio, recordando que queremos construir una sociedad en conjunto, no una solo para mujeres o solo para hombres, sino una en la que las oportunidades que den sin mirar la procedencia de la persona, una en la que la dignidad del ser humano transcienda.
Hagamos un ejercicio de ver nuestra conducta, de entender que necesitamos trabajar en conjunto, que el ser congruente en la vida es positivo, que reconocer el éxito de otras mujeres es positivo, que una sociedad equitativa es positiva, que no cerrar los ojos ante las desigualdades que existe es positivo.
Centrémonos, en construir, no en destruir y en este ejercicio, primero recordar que esta construcción requiere de todos, de promover el respeto a los derechos laborales de las personas, a su dignidad, a su capacidad de ejercer sus libertades, quitémonos la idea que necesitamos dejar todo en cenizas para poder iniciar algo nuevo, en vez de eso reconozcamos lo que está bien, lo que está mal y en base a esto construyamos una sociedad buena para todos.
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